sábado, 3 de diciembre de 2011

Experiencia OpenSuse 12.1 KDE

En esta ocasión no vamos a publicar un análisis de openSUSE 12.1, como sí hicimos con su pasada versión u otras antes de esa. Las razones son falta de tiempo para redactar algo en condiciones, pero también falta de necesidad por hacerlo, entre otras. Es por ello que este “microanálisis” se centra en la edición KDE de la distribución, que llevo utilizando desde el día de su lanzamiento y probando desde mucho antes.
OS 12.1 500x357 Experiencia openSUSE 12.1 KDE
La falta de necesidad por publicar un análisis completo de openSUSE 12.1 viene dada porque realmente no es necesario repetir lo de siempre: instalación, escritorios, herramientas, rendimiento, estabilidad, etc. Por muchos cambios internos que presente openSUSE 12.1, la experiencia de cara al usuario es prácticamente idéntica a la que ofreció openSUSE 11.4, por lo que la sensación general es que todo funciona igual de bien, tal vez un poco mejor. A grandes rasgos, con actualizar los números de versión del software incluido, el anterior análisis valdría en este caso (por ejemplo, entra en juego systemd, pero la diferencia no se nota absolutamente nada).
Sin embargo, openSUSE 12.1 presenta una importante novedad con el desembarco de un -me consta- cuidadísimo GNOME 3/Shell que la falta de tiempo no me ha dejado apenas probar, aunque sea para informar. Disculpas a los usuarios de este entorno de escritorio. A los demás, todo está como siempre (o sea bien).
Así pues, la falta de tiempo me deja sin poder escribir nada sobre GNOME 3/Shell, la de necesidad me libra de repetir una vez más las novedades de openSUSE 12.1 (no os perdáis ese artículo si no lo habéis leído ya), muchas de las cuales no he podido probar, por lo que me ciño a mi uso particular de la máquina (nada fuera de lo normal; bastante común). Pero, si ya está todo dicho, ¿a que vengo? A dar sentencia, por supuesto, además de algunos consejos, desde un punto de vista más personal del que tendría una análsis al uso.
Como base de partida, openSUSE 12.1 ya está instalada en mis dos equipos principales, por lo que el sistema no ha tenido ni un día de tregua desde su lanzamiento, cuando lo instalé en mi sobremesa (Dual Core, 4 GB de RAM, ATI Radeon HD 5830), o hace una semana cuando me subí a la nueva versión en el portátil (HP Pavillion dm3-1090-es, 4 GB de RAM, Intel Core 2 Duo, NVIDIA GeForce G 105M).
La instalación en el sobremesa mediante DVD me llevó aproximadamente 20 minutos, la del portátil con USB creado desde un Live CD no llegó al cuarto de hora todo el proceso. En ambos casos todo fue perfectamente, y desde entonces no he tenido ninguna incidencia ni siquiera mínima de la que quejarme. El rendimiento es excelente, la estabilidad también. Solo me ha cascado una vez Nepomuk, por un error ya solucionado en KDE 4.7.3 (openSUSE 12.1 viene con KDe 4.7.2). Y ningún problema con el rendimiento del portátil con Linux 3.1, la batería va como siempre (aunque ya no lo tengo instalado, la diferencia con Windows 7 era mínima en su momento).
En este punto tengo que decir, aunque no sirva de nada, que si por ahora me confío a openSUSE, además de por razones más específicas, es porque es la mejor distribución del momento en cuanto a software actualizado y estabilidad, con notable diferencia (aún tengo funcionando en otro equipo openSUSE 11.4 GNOME y va de cine). De hecho, por mis máquinas han pasado este año -y siguen estando en algunos casos- Ubuntu 11.10 (ojo, toda la familia), Mandriva 2011, Mageia, Chakra, Linux Mint y un largo etcétera, y ninguna llega al nivel de calidad que ofrece openSUSE. Eso sí, dejo fuera de la ecuación a Debian 6, lo mejor que ha dado GNU/Linux este 2011 a los entornos de producción, y a Fedora, pues simplemente no puedo abarcar tanto y a RHEL y familia me las tengo prohibidas (por ahora).
Sé que lo que acabo de soltar puede no gustarle a todo el mundo, porque parece que aquí cada uno defiende a “su” distribución, pero sinceramente no es el caso. En el momento que openSUSE me falle o pierda nivel frente a otras alternativas, tardo menos en dar el salto que en escribir este artículo. De cualquier forma, no son pocos los análisis -algunos muy flojitos, todo hay que decirlo- ya publicados que me dan la razón, aunque también los hay que dicen todo lo contrario. Yo os recomiendo el programa de Linux Action Show, porque es de los mejores repasos que le han dado a openSUSE 12.1 (a partir de la mitad del vídeo).
Por supuesto, no todo es bonito en esta nueva versión de la distribución, comenzando por su arte gráfico, pésimo (y no me repito más ese respecto), así como por otros pequeños detalles que conforman lo peor de openSUSE 12.1:
  • Es cierto, Apper, reemplazo de KPackageKit, va mucho mejor que su antecesor, pero teniendo a YaST sobra. Es más rápido, pero más limitado, y no me pudo solventar un conflicto de dependencias. Imperdonable. En mi opinión, habría que apañar el applet y la integración de YaST con las herramientas del escritorio y deshacerse de PackageKit cuanto antes y para siempre.
  • A día de hoy aún no está disponible el repositorio comunitario de ATI, algo también imperdonable, aunque no me afecta porque desde hace varias versiones utilizo el controlador libre radeonhd, cuyo desempeño es bastante mejor, sobre todo para la salud de la tarjeta (para jugar a títulos potentes tal vez no sea la mejor opción, pero no es mi caso).
  • Aunque pueda parecer una tontería, ¿dónde demonios está Choqok 1.2? ¡¡Lo quiero!!
Y no hay mucho más que contar: KDE va estupendo, el resto del sistema también, no echo en falta software… y me estoy pensando en dar el salto a Tumbleweed, aunque tengo que meditarlo un poco más. Por ahora -tiene que seguir demostrando su calidad durante mucho tiempo todavía- openSUSE 12.1 es, como ya dije, su mejor versión hasta la fecha, además de uno de los mejores lanzamientos del año en lo que a distribuciones GNU/Linux se refiere, el mejor si hablamos de KDE.

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